Al hilo del post anterior, en concreto sobre el número de feeds al que uno está suscrito, vuelvo a pensar sobre el tema de la brutal sobrecarga de información a la que estamos expuestos. Una persona que no usa Internet ya está saturada de información: cine, televisión, dvds/videos, música, periódicos, revistas, radio, móvil, sms, vayas publicitarias, mobiliario urbano, marquesinas, anuncios en los baños, postales con publicidad… (para tratar en otro momento: ¿qué cantidad de esta información contribuye al equilibrio emocional de una persona y de la sociedad en general, y cual no?). Ah! Se me olvidaban los libros… por qué será.

A todo lo anterior, le sumamos Internet: páginas web, correo electrónico, mensajería instantanea, foros, weblogs/agregadores (para tratar en otro momento: he dejado de leer weblogs para utilizar un agregador, es decir, que he dejado de leer weblogs que no ofrecen feed), listas de correo…

En realidad no es una suma, ya que al utilizar Internet yo al menos he dejado de utilizar algunas de las cosas del primer grupo: televisión, radio; y la manera en que consumo otras ha cambiado: música, periódicos…

El caso es que poco a poco hay algo que va ocupando mi tiempo de consumo de información: el agregador. Cada vez paso más tiempo en mi agregador, y la tendencia es creciente, ya que el número de elementos sindicados aumenta al dar cada uno acceso a otros. No hay semana que no añada algún feed al BlogLines (ya voy por 160). Pensar en abarcar todo el contenido producido por millones de bitácoras o sitios de noticias más o menos independientes es simplemente imposible así que, ¿en qué momento dejará de crecer esta lista? ¿El límite lo impondrá mi tiempo disponible? Esto podría dar lugar a cierta ansiedad informativa… Es decir: el saber que hay más información que te podría ser útil para tu trabajo o tu ocio pero que no eres capaz de abarcarla. Y más cuando sabes que no sabes si la información que consumes es peor que la que tienes al lado pero para lo que no tienes tiempo… Hay un libro titulado algo así como “ansiedad informativa”, no se si tratará este tema.

Aunque, vaya estupidez: desde hace siglos se editan libros en una cantidad inabarcable para una sola persona que solo viva una vida, ¿por qué es entonces un problema nuevo?

Una clave puede ser el factor físico, que ahora desaparece: tienes las mismas oportunidades de acceder a una u otra fuente, no hay limitación, mientras que para comprar un libro necesitabas dinero, una libreria donde comprarlo o biblioteca a donde ir a tomarlo en préstamo….