¡Por fin! Llevaba 9 meses de reforma en mi casa y hoy por fin los obreros han salido por la puerta llevándose todos sus trastos. Si el paraiso existe, la sensación de estar allí debe ser algo parecido a esto. Lo que en principio iba a durar 6 meses ha durado 9 (el retraso tampoco ha estado mal) y me han pedido ampliación de presupuesto un par de veces (pero he conseguido controlarles). La obra a grandes rasgos ha consistido en tirar un montón de tabiques para cambiar la distribución, renovar electricidad, cañerías, los baños, cocina… Un buen repaso.

Todo ha quedado precioso, excepto… la pintura, que la han dejado un poco mal. Durante estos últimas semanas que se han puesto a pintar ya me he ido fijando en las cosas que dejaban mal. Les señalaba una y otra vez las cosas que tenían que mejorar, pero nada, no había manera: no es que no quisiesen hacerlo bien, que lo intentaban, es que los pobres no daban más de si. Algo tan fácil como la pintura. Como ya estaba más que harto de la obra decidí dar por perdido este capítulo, acabar cuanto antes, y afrontar el tema pintura más adelante.

Así que ahora tengo que buscar a unos pintores. Para no volver a caer en las mismas voy a buscar a unos pintores especialistas. ¿Especialistas en qué? En pintar.

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Como los lectores más avezados habrán imaginado el texto anterior es una ficción publicitaria. Ningún animal ha sido menospreciado durante el rodaje. Sin embargo y pesar de la mofa nos enfrentamos a un problema real: empresas que te hacen una web, y te la hacen tan mal que es necesario contratar a unos “especialistas” para que tu web sea minimamente visible a los buscadores.

Si alguien hace reformas, se presupone que saben pintar, y bien, porque es una parte de hacer la reforma. Si alguien hace webs, debe saber hacer un código limpio y bien estructurado, y no debería ser necesario llamar a unos especialistas.