Dentro de 17 años emergirá un tratado de publicación personal en el que quedarán expuestas las leyes fundamentales que rigen el nacimiento, desarrollo y madurez de los medios de publicación personal, de los cuales el weblog es uno de los principales exponentes en esta década de los 00 (el juego de cifras y letras no es gratuito, siempre he querido vivir de concurso en concurso, machancando pulsadores y con ojos puestos en mis emociones, en parte lo hago).

Digo que el tratado emergirá porque muchos se podrán molestar en escribirlo, acertando con algunas anticipaciones afortunadas y otras no tanto, pero, ¿por qué gastar energías en inventar cuando el tratado es simplemente el compendio de los patrones de uso y comportamiento que se van haciendo visibles e inventariables con el tiempo?

Uno de los capítulos del tratado es un patrón que se anuncia con luminosos en la Gran Vía: No por mucho publicar, amanece más temprano. Aquellos blogs que se pasan con la cantidad de contenido publicado, mueren. Mueren como blogs, se entiende (porque el tratado dice lo que es un blog y osado aquel que lo cuestiona). Y pasan a convertirse en publicaciones colectivizadas, cuando no simplemente repositorios de contenido que coquetean con la Falacia de la Indexación, o agencias de prensa (si, esto también implica desdén).