Son curiosas las agresivas reacciones de los usuarios cuando se enteran de que su servicio favorito pasa a ser de pago. Hoy le toca a Last.fm.

Sería bonito investigar sobre las relaciones entre usuarios y servicios. No solo cuando ocurre algo como lo de Last.fm, si no en general sobre la percepción que tienen las personas sobre las obligaciones y deberes que una empresa adquiere con sus usuarios, incluso cuando el servicio es totalmente gratuito.

Ideas a vuela pluma…

  • Aunque el servicio sea gratuito, los usuarios sienten que tienen el derecho a exigir como si estuviesen pagando una fortuna. No entro a valorar esta postura, pero es indudable que hay muchos usuarios que piensan de este modo. Moralmente podemos estar de acuerdo en que un proveedor debe esforzarse al máximo, pero en cualquier caso quien rige la relación son las condiciones de uso que los usuarios siempre ignoran y donde los proveedores se cuidan de establecer las condiciones que les parecen asumibles.
  • Los usuarios parecen olvidarse de que mantener un servicio exige una cantidad de dinero considerable (o simplemente lo ignoran). Si los ingresos actuales no dan para pagar las nóminas (o las exigencias de retorno de los inversores), ¿cómo se va a seguir prestando el servicio? ¿Por amor al arte?
  • Si no estás de acuerdo con la ética del funciomaniento de un negocio (que alguien obtenga ingresos para pagar nóminas y obtener beneficios), por qué lo usas, ¿incluso cuando es gratuito?

A esto hay que sumar la II Ley del Feedback, claro…

La conclusión es que los usuarios somos desagradecidos, inconsecuentes con nuestros principios y exigentes aún cuando el contrato firmado no nos asiste.

Irracionalidad pura.

Bienvenidos al maravilloso mundo de los servicios gratuitos en Internet.