Victor, a raiz de otro interesante comentario, deja escrito lo siguiente en su nuevo weblog:

(…) debido a nuestra cultura, la temporalidad realmente es una mala situación: nuestro modo de vida nos empuja a independizarnos, casarnos y comprar una casa. Para comprar una casa, aparte de aval, los bancos solicitan una nómina estable. Sin nómina estable, no hay casa, no hay familia y tampoco hay independencia. En otros países la necesidad de comprar una casa no es tan grande, y por tanto la movilidad es más facil.

Se refiere a la temporalidad en los trabajos y el mito del trabajo-para-toda-la-vida, que es un mito que no existe en muchos más sitios que en España. Yo añado que a lo de tener un trabajo fijo, nos meten doblada la necesidad de vivir en grandes ciudades. Lo cúal realimenta esa rueda: la sociedad considera como un progreso el ir a vivir a Madrid o Barcelona; cuanta más gente venga, más subirán los pisos, y el ansia por tener una nómina crecerá más todavía. Y con ello desaparece la preocupación por tener un trabajo decente donde estés cómodo. La gente se acaba conformando con cualquier cosa. ¿Quién se va a atrever a hacer de emprededor con este panorama? Y ya no es que uno se atreva o no, es que apenas tienes espacio mental ni siquiera para pensarlo.

Deberían establecerse políticas que fomentasen el desarrollo de ciudades pequeñas, y no solo de Madrid y Barcelona. Lo gracioso es que vivir en Madrid muchas veces es un asco: mucha contaminación, todo muy caro, pierdes un montón de tiempo en el transporte público, en los bares solo hay garrafón… Vaya, que no hay calidad de vida: pero aún así, irse a Madrid es lo que todo el mundo quiere.

En otro orden de cosas, descrubo por los referentes (sucinta traducción) A Pensar de Todo.